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Este mes de junio se cumplen 25 años del momento en que me licencié en Derecho por la Universidad Autónoma de Barcelona y decidí dedicarme a este mundo. Siempre quise ser abogada: cuando me imaginaba a mí misma, soñaba ejercer como lo hago ahora.
Un cuarto de siglo después, el Derecho Penal sigue siendo mi pasión. Es en la Sala donde el mundo se para. Sólo existe ese momento: el juicio y yo y, todo lo demás, queda relegado a un segundo lugar. Adoro también la relación con el cliente. De todos ellos he aprendido algo durante estos años. Y es que, con ellos, el verbo escuchar adquiere todo el significado del mundo.
Vivir la experiencia de poder ayudar a alguien que se enfrenta a un problema penal es mágico. Es como aquella sensación de aprobar un examen: no se puede comprar. Ganar un caso es más que un éxito profesional. Perderlo igual: es más que un fracaso.
Es la mejor Abogada que conozco, es incansable, ama su trabajo y es muy noble.
Gràcies Mariam!